¿Te gustaría combinar deporte, historia y paisajes espectaculares en una sola experiencia? Entonces la Vía Ferrata Santo Cristo, ubicada junto al encantador pueblo de Olvena, es una parada imprescindible en tu ruta por el Pirineo oscense.
Inaugurada en 1999, esta fue la primera vía ferrata moderna de Huesca. Su origen se remonta a una iniciativa del camping Regrustán de Graus, que buscaba ampliar la oferta de aventura en la zona. Desde entonces, se ha convertido en un referente para quienes desean iniciarse en esta actividad o simplemente vivir una experiencia diferente en plena naturaleza.
Con una dificultad K2, esta vía es ideal tanto para principiantes como para aventureros que buscan una actividad emocionante pero sin excesiva exigencia técnica.
El recorrido parte desde la ribera del río Ésera, cerca del puente de la Sierra, y asciende 250 metros por un espolón rocoso hasta alcanzar el mirador de Olvena. Desde allí, las vistas son impresionantes: Congosto de Olvena, Monte Perdido, Aneto, Turbón y otros picos emblemáticos del Pirineo te acompañan en el horizonte.
Además, se encuentra dentro de una Zona de Especial Conservación, lo que añade un componente natural y ecológico único. Durante la ruta, podrás disfrutar de un paisaje kárstico con formaciones curiosas como la cueva del Moro, además de observar flora y fauna autóctona, con especies endémicas y gran valor ecológico.
En Pirineo Activo te ofrecemos todo lo necesario para que disfrutes la Vía Ferrata Santo Cristo de forma segura, divertida y enriquecedora. Incluimos el equipo homologado (casco, arnés, disipador de energía), asesoramiento y guías expertos.
Reserva ahora tu plaza y descubre esta joya del Alto Aragón, donde la historia, la geología y la emoción se dan la mano para ofrecerte una experiencia inolvidable.
Perfecta para cualquier época del año.
Congosto de Olvena: Un tesoro natural en el corazón del Somontano
El pequeño pueblo de Olvena, el municipio más reducido de la Comarca de Somontano de Barbastro, alberga uno de los paisajes más sorprendentes de la región: el Congosto de Olvena.
Este enclave natural, reconocido como Lugar de Interés Comunitario (LIC), es un ejemplo destacado de la belleza y singularidad geológica que caracteriza a esta zona.
El Congosto de Olvena es un impresionante cañón kárstico esculpido por el río Ésera a lo largo de los siglos.
En su extremo sur, el territorio incluye la majestuosa Sierra de la Carrodilla, cuyas altitudes superan los 1.000 metros.
Este entorno alberga una rica biodiversidad, con sotos de ribera, extensos bosques de encinas y quejigos, y una fauna y flora rupícola de gran interés, entre la que destacan algunos endemismos únicos de la región.
A lo largo de este espectacular cañón, la carretera N-123 serpentea por una garganta que alcanza los 300 metros de profundidad, tallada en las calizas de la vertiente norte de la Sierra de la Carrodilla.
Este trayecto ofrece a los viajeros unas vistas inigualables del entorno natural, donde se pueden apreciar de cerca los impresionantes procesos geológicos que dieron forma al lugar.
Este lugar de gran interés arqueológico ha revelado vestigios de actividad humana que se remontan a la Edad del Bronce, testimonio de la conexión histórica entre los habitantes y su entorno.
El Congosto de Olvena es mucho más que un paisaje; es un auténtico monumento natural que combina historia, biodiversidad y una belleza sobrecogedora, haciendo de este rincón del Somontano un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza y la geología.
A lo largo de la historia, en muchas montañas del mundo, se encuentran sistemas antiquísimos que fueron los precursores de las vías ferratas modernas.
Desde el Neolítico, estas estructuras permitieron a los humanos atravesar montañas en su búsqueda de recursos esenciales como agua, leña o lugares de pastoreo.
También facilitaron el acceso a zonas sagradas y rituales, adaptando pasos complejos mediante herramientas rudimentarias.
Un ejemplo fascinante se encuentra en los cañones de la Sierra de Guara, donde aún se conservan huellas de estos antiguos pasos, algunas con miles de años de antigüedad.
En regiones como el Atlas, destacan las “ferratas bereberes” de Taghia, que, a pesar de su sencillez, son auténticas obras maestras.
Construidas con piedras y palos, crean caminos que desafían el vacío y permiten el paso tanto de personas como de animales, incluso sobre paredes verticales de más de 300 metros.
En cuanto a las vías ferratas tal y como las conocemos hoy, se considera que la primera fue instalada en 1843 para facilitar el ascenso al pico Hoher Dachstein en Austria.
Posteriormente, en 1869, se equipó el monte Großglockner con un sistema similar.
En España, las famosas clavijas de Cotatuero, ubicadas en el Valle de Ordesa, se colocaron en 1881 para facilitar a los cazadores británicos el acceso a la Brecha de Roldán.
Estas clavijas, obra de un herrero de Torla, se mantienen en uso y atraen cada año a miles de aficionados.
La evolución de las vías ferratas continuó en los Dolomitas, donde en 1903 se instaló la primera en la Marmolada.
Durante la Primera Guerra Mundial, estas estructuras cobraron un papel clave en el frente entre Italia y Austria-Hungría, ya que los soldados usaban estas instalaciones para alcanzar cumbres estratégicas y establecer puntos de observación.
En la Segunda Guerra Mundial, estas rutas volvieron a ser esenciales, adaptándose a los avances tecnológicos mediante cables de acero y escaleras metálicas.
Con el fin de los conflictos bélicos, las ferratas comenzaron a utilizarse con fines recreativos y deportivos.
Este cambio marcó el nacimiento de las vías ferratas modernas, que, con sus actualizaciones, se expandieron rápidamente por todo el mundo.
Aunque las Dolomitas siguen siendo su cuna más icónica, hoy en día encontramos vías ferratas en multitud de lugares que combinan historia, deporte y aventura.
En Pirineo Activo, tu seguridad es nuestra prioridad. Sabemos que las actividades en la naturaleza implican algunos riesgos, pero nuestros guías están altamente capacitados para minimizar cualquier peligro y garantizar una experiencia segura y enriquecedora.
Durante las rutas, el guía tomará decisiones pensando siempre en la seguridad del grupo. Esto puede incluir ajustes en el itinerario o incluso la cancelación de la actividad en caso de condiciones adversas.Te pedimos que sigas sus indicaciones en todo momento para disfrutar de una experiencia segura y sin preocupaciones. Si decides actuar por tu cuenta, será bajo tu responsabilidad.
Estamos aquí para ofrecerte una aventura inolvidable, siempre cuidando de ti y del entorno que nos rodea.
Clasificamos las vías ferratas en niveles de dificultad: fácil, intermedio y avanzado.
Antes de reservar, te proporcionamos información detallada sobre la ruta, incluyendo su duración, altura y nivel técnico, para que elijas la que mejor se adapte a tus capacidades y experiencia.
Si el clima se vuelve desfavorable, como lluvia, tormentas o fuertes vientos, el guía tomará decisiones inmediatas para garantizar la seguridad del grupo.
Esto puede incluir detener la actividad, buscar refugio o regresar al punto de inicio.
No necesariamente. Tenemos vías ferratas ideales para principiantes, donde aprenderás las técnicas básicas y te familiarizarás con el equipo.
Para niveles más avanzados, sí es recomendable tener experiencia previa o una buena forma física.
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